BIOGRAFÍA
General mexicano, nació en San Miguel el grande en 1779.
Era capitán del regimiento provincial de dragones de la reina cuando se dio el
grito de independencia de México. Preparo este movimiento insurreccional con el
cura hidalgo y asumió las responsabilidades de la campaña como general en jefe.
Después de varias acciones con diversa suerte, fue preso
en Monclova por el coronel Elizondo (que antes había servido a sus ordenes en
el ejercito patriota), con Hidalgo y conducido
a Chihuahua, fue fusilado en julio de 1811 con Hidalgo y con otros hasta
el numero 30. Su cabeza, con la de Aldama e Hidalgo, estuvo expuesta en la
alhóndiga de Granaditas.
UN
CRIOLLO ADINERADO
Ignacio allende desempeño un papel fundamental en la
primera fase de la guerra de independencia.
Era un hombre adinerado, tenía una lujosa casa en san
Miguel.
Alrededor de las dos de la mañana de del 16 de septiembre
de 1810 el subteniente Juan Aldama se apelo del jadeante caballo frente ala
casa del cura de Dolores, Don Miguel Hidalgo y Costilla.
Llamo al portón y le exigió a los criados que despertaran
al general Ignacio Allende, quien se encontraba de visita en el cuarto, el
motivo de su intempestiva visita era la conspiración de que formaban parte
había sido descubierta. Traia la noticia de San Miguel el Grande, el pueblo
cercano a cuyo regimiento pertenecía Allende.
Los acontecimientos se habían encadenado en rápida
sucesión. Para comenzar, el corregidor de Querétaro, miguel Domínguez, recibió
de la capital del virreinato
ordenes de que investigara la ola de denuncias llegadas a
las autoridades acerca de una gran conspiración antigobiernista que se estaba
organizando en la ciudad.
Domínguez, miembro del activismo de la conspiración, se vio obligado a simular
que cumplía con tales órdenes cateando los domicilios de la docena de criollos queretanos
que habían sido señalados como comprometidos del movimiento. Por desgracia el
funcionario español, que lo acompañaba descubrió un cargamento de armas en una de las casas registradas dey Domínguez no
tuvo mas remedio que encarcelar a varios de sus compañeros.
Enterada del caso, la esposa del corregidor, Josefa
Ortiz, envía un mozo de San Miguel el Grande para que pusiera sobre aviso a
Allende, uno de los elementos principales de la conspiración. Pero como este se
encontraba ausente, fue Aldama quien recibió aviso. De inmediato se puso en
camino hacia Dolores para transmitirlo.
Aldama, opinaba que debían rendirse y pedir clemencia a
las autoridades, Como miembro de una familia acomodada de San Miguel, decía que
acabaran con el movimiento de conspiración porque ya los habían descubierto.
El primero en oponerse
a esta gestión es el capitán Ignacio Allende, hombre de 40 años de edad,
hijo de un a caudado comerciante español, heredero de una soberbia casa situada
a un costado de la iglesia de San Miguel y de una fortuna considerable aunque en proceso de venir a menos. Apuesto y
vigoroso, excelente caballista, aficionado a los toros, al juego y a las mujeres,
Allende, con su fama de valentón, tenia psicológicamente dominado al timorato
Aldama. Pero no heran solo cuestiones de hombría que determinaron su opinión,
sino la conciencia de que el momento era
propicio para actuar.
La fecha del levantamiento estaba previsto para el 2 de
octubre: ya se contaba con una gran cantidad de armas, lanzas cuchillos y
machetes fabricadas por un grupo de obreros bajo la dirección de Hidalgo y con
el apoyo del capitán Mariano
Abasolo, comandante de las milicias de Dolores, quien
estaba dispuesto a secundar a la rebelión con los 36 hombres que comandaban.
Allende había ganado para el movimiento de
independentista al medio millar de milicianos que había en san miguel, y estaba
seguro de que todos los oficiales criollos y los soldados mestizos, negros y
mulatos del país, se unirían a ellos. Una vez triunfantes, erigirían una junta
nacional para gobernar la Nueva España en nombre de Fernando VII. Don Mariano y
Don José se concretaron a dejarse llevar por los acontecimientos, mientras que
el cura de Dolores secundo con vigor al capitán Allende. Por sus relaciones con
sus feligreses tenia la certeza de que los novohispanos estaban artos de la
opresión Española y el país pronto a punto de estallar.
Varios obreros suyos le habían prometido tomar las armas,
y, sobre todo confiaba que durante la misa de ese mismo día 16, que era domingo
los lograría convencer a un buen número de individuos de que se unieran a la
revuelta.
Aquella noche histórica Hidalgo tenia 38 años de edad.
Era un hombre de estatura mediana, tez aceitada y ojos verdes. Entre los
abuelos de su madre, doña Ana María Gallaga y Villaseñor, se encontraba Juan de
Villaseñor Orozco, fundador de Valladolid de Michoacán. Su padre don Cristóbal
era administrador de la enorme hacienda de Corralejo, Guanajuato, y disfrutaba
de una posición económica desahogada; en 1764 declaro poseer un clavicordio,
cuatro caballos, 388 cabezas de ganado y cinco esclavos negros.
Aldama hablo primero con Allende y luego pasaron a la
recamara de Hidalgo, en donde este recibió la noticia con aparente serenidad y,
sin acobardarse ante el peligro, opino que urgía tomar resoluciones inmediatas
y ejecutar actos decisivos, capaces de salvar a los conjurados y asegurar el
éxito.
Después se le incorporaron soldados de la guarnición, y
enseguida marchó a aprehender al subdelegado y a otros diecisiete españoles,
recogiendo los fondos que guardaba el encargado de los diezmos.
A las once de la mañana del 16 salió al frente de unas
600 personas rumbo a San Miguel, y a du paso por el pueblo de Atotonilco tomo
un estandarte de la Virgen de Guadalupe, que hizo llevar como bandera al frente
de su tropa.
La mente de Hidalgo fue la de vencer los temores que el
pueblo sentía por el rey y el clero, adoptando por patrona de su causa la Virgen
india; por eso el grito de guerra de la multitud desde aquel momento fue el de:
¡Viva Nuestra Señora de Guadalupe! ¡Viva Fernando VII! ¡Mueran los Gachupines!.
BIBLIOGRAFIA
1. La Evolución de
México, Ángel Miranda Basurto, Editorial Porrúa, página 20, 22.
2. Serie: EL NACIMIENTO
DE UNA NACION, Contenido, agosto de 1971, página 23, 24,25.
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